Si a pesar del título usted ha decidido leer este artículo, seguramente estará pensando en encontrar aquí una explicación a ese tan generalizado temor a la matemática, que para muchos fue una fobia insoportable en su época de estudiante y que algunos la siguen encontrando como un fantasma que de vez en cuando se aparece en su vida profesional. Pero no es específicamente a la fobia a la matemática a la que nos vamos a referir, aunque la usaremos como el mejor ejemplo del temor a aprender, buscando identificar algunas de sus causas; en efecto, el significado del prefijo “matema” viene del griego y significa “conocimiento”, se asocia por tanto a “aprender”. Esta generalización del concepto de Matemafobia de “temor a la matemática” a “temor a aprender”, podría encontrar firmes detractores en profesionales y científicos de mundos “opuestos” al de la matemática, quienes podrían argumentar que acreditan sólidos conocimientos en sus campos, como la medicina, las ciencias sociales, la música y el arte en general, entre muchos otros; a quienes así piensan, permítanme señalarles que no hay posibilidad de conocimiento profundo de una disciplina si no se ha acumulado un sólido saber matemático de la misma. En efecto, como decía Gauss “la matemática es la reina de las ciencias”, no hay disciplina del conocimiento que no tenga su base matemática, quien no lo reconozca, no conoce su disciplina.
Hasta aquí, ya habremos generado algunos anticuerpos para los que no tenemos espacio suficiente de discusión, pero sólo a modo de ejemplo de la presencia de la matemática en otras disciplinas - diferentes de la física, las ingenierías y la astronomía- citemos a Pitagoras, el padre de las matemáticas, quien dio origen a las escalas musicales, o al Algebra de Boole, base fundamental de la lógica binaria usada en las computadoras, o el aporte del matemático alemán J. Radón que introdujo la llamada Transformada de Radón, fundamental en la invención de las máquinas de Tomografía.
Si aún está usted aquí leyendo este artículo, tal vez quiera compartir conmigo la búsqueda de respuesta a algunas preguntas que surgen de manera obvia: Si hemos de considerar la matemática como “la madre de todas las ciencias”, ¿cómo hacemos para fomentar, motivar e inducir su aprendizaje, sobre todo en los estudiantes? ¿Cuáles son las causas de la escasa comprensión y del generalizado rechazo a la matemática? Por mi parte, me atrevo a aventurar algunas posibles respuestas:
a) No todos los “matemáticos” saben suficiente matemática; muchos desconocen su vinculación con otras disciplinas e ignoran su importancia en el desarrollo de otros conocimientos y su aprendizaje.
b) Las escuelas han dividido el conocimiento, lo han desintegrado, y del mismo modo encasillan a los estudiantes en buenos para “x”, por lo tanto malos para “y”, donde “y” es igual a “matemática”.
c) Los maestros en la escuela y los académicos en la universidad no enfrentan la complejidad del todo y prefieren enseñar solo fragmentos de conocimiento. Deberíamos volver a integrar el conocimiento, volver a tener la visión del todo en su contexto, cuando por razones pedagógicas ha sido necesario fragmentar el conocimiento en áreas específicas.
d) Para muchos docentes de la asignatura, la matemática es el fin. Debemos cambiar la docencia en este campo, hacer de la matemática un medio para el aprendizaje y el conocimiento de otras disciplinas, concebirla como una carretera de doble vía que nos permite viajar de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto.
e) Debemos enseñar acerca de la presencia histórica de la matemática en el arte y del arte que hay en la matemática, no dejar cabida a matemáticas “feas”.
A modo de ejemplo, una última reflexión para concretar la propuesta que está implícita en este artículo. Si los discípulos de un maestro de danza iniciaran su aprendizaje dibujando pasos de baile en una hoja cuadriculada, durante dos horas diarias, sin música, y luego se les toma examen sobre estos “bailes”, antes que puedan bailar físicamente al ritmo de la música, ¿cuál sería su aprendizaje de baile?, muyo mayor sería su desmotivación, la misma que en la escuela causa el dedicar horas y horas a hacer sumas y multiplicaciones, tan grande como la de los estudiantes universitarios que deben resolver cientos de derivadas e integrales, sin “música” que acompañe.
Hasta aquí, ya habremos generado algunos anticuerpos para los que no tenemos espacio suficiente de discusión, pero sólo a modo de ejemplo de la presencia de la matemática en otras disciplinas - diferentes de la física, las ingenierías y la astronomía- citemos a Pitagoras, el padre de las matemáticas, quien dio origen a las escalas musicales, o al Algebra de Boole, base fundamental de la lógica binaria usada en las computadoras, o el aporte del matemático alemán J. Radón que introdujo la llamada Transformada de Radón, fundamental en la invención de las máquinas de Tomografía.
Si aún está usted aquí leyendo este artículo, tal vez quiera compartir conmigo la búsqueda de respuesta a algunas preguntas que surgen de manera obvia: Si hemos de considerar la matemática como “la madre de todas las ciencias”, ¿cómo hacemos para fomentar, motivar e inducir su aprendizaje, sobre todo en los estudiantes? ¿Cuáles son las causas de la escasa comprensión y del generalizado rechazo a la matemática? Por mi parte, me atrevo a aventurar algunas posibles respuestas:
a) No todos los “matemáticos” saben suficiente matemática; muchos desconocen su vinculación con otras disciplinas e ignoran su importancia en el desarrollo de otros conocimientos y su aprendizaje.
b) Las escuelas han dividido el conocimiento, lo han desintegrado, y del mismo modo encasillan a los estudiantes en buenos para “x”, por lo tanto malos para “y”, donde “y” es igual a “matemática”.
c) Los maestros en la escuela y los académicos en la universidad no enfrentan la complejidad del todo y prefieren enseñar solo fragmentos de conocimiento. Deberíamos volver a integrar el conocimiento, volver a tener la visión del todo en su contexto, cuando por razones pedagógicas ha sido necesario fragmentar el conocimiento en áreas específicas.
d) Para muchos docentes de la asignatura, la matemática es el fin. Debemos cambiar la docencia en este campo, hacer de la matemática un medio para el aprendizaje y el conocimiento de otras disciplinas, concebirla como una carretera de doble vía que nos permite viajar de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto.
e) Debemos enseñar acerca de la presencia histórica de la matemática en el arte y del arte que hay en la matemática, no dejar cabida a matemáticas “feas”.
A modo de ejemplo, una última reflexión para concretar la propuesta que está implícita en este artículo. Si los discípulos de un maestro de danza iniciaran su aprendizaje dibujando pasos de baile en una hoja cuadriculada, durante dos horas diarias, sin música, y luego se les toma examen sobre estos “bailes”, antes que puedan bailar físicamente al ritmo de la música, ¿cuál sería su aprendizaje de baile?, muyo mayor sería su desmotivación, la misma que en la escuela causa el dedicar horas y horas a hacer sumas y multiplicaciones, tan grande como la de los estudiantes universitarios que deben resolver cientos de derivadas e integrales, sin “música” que acompañe.
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